sábado, febrero 07, 2009

La Salud de Becerra y testimono del ex sacerdote Pablo Melto


Martes 27.01.09

La salud de Becerra

El Tribunal podría constituirse en el Hospital
Ocho peritos médicos brindaron ayer al Tribunal un informe del estado de salud y evolución del imputado Víctor David Becerra.
En general, y a pesar de las múltiples dolencias que padece el imputado, los profesionales coincidieron en que luego de unos días de postoperatorio - ayer se le realizó un by pass arterial en la pierna derecha-, el ex policía estaría en condiciones de comparecer ante los magistrados porque sus “facultades psíquicas son normales para una persona de su edad”, según concluyeron los psiquiatras.
Dado que el perito de parte, Dr. José Luis Peralta sostuvo la necesidad de contar con por los menos 15 días de reposo, los jueces hablaron de la posibilidad de constituirse en el nosocomio provincial o tramitar los medios técnicos para establecer una videoconferencia.



Declaró el docente y poeta Juan Pablo Melto, quienes muchos creían podría haber sido el sacerdote al que según los dichos de Fernández Gez, Monseñor Laise le pidió hacer desaparecer porque “había dejado los hábitos para casarse”. Aunque al parecer no era él, su testimonio dejó en evidencia la aversión, y en su caso, hasta la persecución del obispo hacia posturas más abiertas y renovadoras dentro de la Iglesia.
Melto relató las cuatro situaciones en que Laise lo denunció ante sus superiores de la Congregación Salesiana, las que tal vez le valieron las dos detenciones que padeció por ese tiempo. La primera a mediados de 1976, por unas horas, en la Jefatura de Policía donde conoció a Plá y a Becerra, y otra, entre octubre y diciembre de 1977 en la que tras un violento allanamiento en su casa durante la madrugada por parte de fuerzas policiales y militares, fue alojado durante 37 días en el Departamento de Investigaciones.
Aunque dijo que no sufrió torturas físicas, sí vivió la angustia del aislamiento y el no saber nada de su familia. Allí “Plá y Becerra me interrogaban sobre lo que había enseñado en DINEA” (Dirección Nacional de Educación para Adultos). En medio de las detenciones había perdido su trabajo como docente por la ley de prescindibilidad y trabajaba como administrador en la Sociedad Italiana, donde por las noches merodeaba personal del D2.
Contó que en 1970, como miembro de la Congregación Salesiana pertenecía a un amplio sector de la Iglesia que por aquellos años adoptó los principios del Concilio Vaticano II y de los Documentos de Puebla y de Medellín, “la construcción de una Iglesia más cercana a la comunidad, más fraterna, y al servicio de la humanidad más desprotegida”.
Como director de estudios del Colegio Don Bosco, padeció el asedio de Laise con respecto a decisiones que al titular de la diócesis le parecieron poco ortodoxas como el apoyo para la agremiación de los docentes de ese colegio, o la creación de un “Himno a la Libertad” (basado en una epístola de San Pablo), a tal punto que llegó a solicitar a su Congregación su retiro de la jurisdicción. “Mis superiores me apoyaron hasta que en un momento priorizaron la obediencia a la verdad y la justicia, como me pareció poco evangélico abandoné no solo a los salesianos sin también al ministerio sacerdotal”, Así explicó el testigo las motivaciones de su deserción de las estructuras clericales con lo que aclaró que no sería él el objetivo de la misión que el obispo habría encomendado al coronel Fernández Gez, pero su testimonio fue muy ilustrativo para conocer de qué modo el entonces obispo Laise intentaba persuadir a quienes se apartaban de las posturas pre conciliares que él resguardaba.

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