miércoles, enero 28, 2009

Juicio Histórico: Dos testigos señalan a Plá como torturador

26.01.09

El testigo Jesús Roberto Arce compareció por segunda vez ante el Tribunal que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en la dictadura militar y por la están siendo juzgados los dos militares coronel (r) Miguel Ángel Fernández Gez, el ex capitán Carlos Esteban Plá, y los tres ex policías Víctor David Becerra, Juan Carlos Pérez y Luis Alberto Orozco

Esta vez la novedad fue la confirmación documental de la pertenencia de Arce a la Dirección de Inteligencia de la Policía de Córdoba, aunque el verborrágico gomero lo negó durante todo el testimonio y con distintos argumentos, incluso sosteniendo junto al juez Burad, su certificado de servicios de esa Policía en el que consta que se desempeñó en el D2 desde el 1 de junio de 1976 al 6 de junio de 1980. También un informe solicitado por la Cámara de Apelaciones de Mendoza en 1980 especifica que era personal de calle, que portaba una pistola calibre 1125 Ballester Molina, y que Luis Saíz era un informante circunstancial.

La declaración se extendió sobre el relato de su detención a disposición del PEN(Poder Ejecutivo Nacional), sus padecimientos y las denuncias que realizó a raíz de dos acusaciones que considera falsas: el homicidio de Diego Funes y la colocación de una bomba en la casa del Dr. Galante. En ambos hechos compartió las acusaciones con Saíz y el policía del D2 de San Luis, Jorge Hugo Velásquez.

Los tres personajes caídos en desgracia “por las peleas con un fiscal”, según Arce, recibieron el mismo trato que antes, Velásquez había propinado a otros detenidos, tal como él habría admitido.
En una oportunidad, dijo el testigo, fueron llevados a un lugar donde sufrieron torturas y que Velásquez al llegar reconoció, “estamos en La Granja muchachos, se van a entrenar con nosotros” les adelantó sabiendo de qué se trataba.
El gomero y peronista “de toda la vida” dijo que fue torturado por Plá, Fernández Gez, Becerra, algún letrado, “Cuotita” Calderón, el Mayor Osarán y otros a los que no les vio la cara
Contó que cuando iban a declarar al Juzgado Federal, Velásquez, con la misma irreverencia con que lo han descrito otros testigos, se dirigía al entonces secretario Pereyra González y al juez Allende, llamándolos “Rabanito” y “14” respectivamente, “decía que habían participado juntos en torturas”, recordó Arce.

En su declaración, el ex policía de Córdoba confirmó la hipótesis del Dr. Borra, de que el gran resentimiento que guardaba Velásquez era hacia Plá y compañía.
Tal como había amenazado cuando se sintió traicionado –“yo destapo todos los muertos”, habría dicho-, le contó a Arce que Plá, Becerra, el Dr. Acevedo, Negri y otros conformaban una empresa que se dedicaba a poner gente a disposición del PEN, por dinero.
Sobre la muerte de Graciela Fiochetti en las Salinas “Velásquez me contó que había ido manejando el auto del “japonés” Becerra y que Plá le pegó un tiro en la nuca”. Después se estudió el cráneo y se descubrió el impacto de bala, agregó.
También le había dicho que “a Ledesma le habían dado la libertad y después lo habían “chupado” y “boleteado”; que Chacón “no alcanzó a cruzar el río” en alusión a que no había ido con vida mucho más allá de la Penitenciaría.
Sobre las torturas a Carlos Víctor Fernández dijo saber por un oficial Olguín “que tuvo participación y murió en circunstancias sospechosas” y por Velásquez. Le dijeron que recibió una brutal golpiza de parte del capitán Plá y personal del D2.
“Los interrogatorios los hacía el D2 y Operaciones estaba a cargo de los procedimientos, a veces acompañados por Plá y su asesor Carlos Acevedo que decía qué se debía hacer con los detenidos y era el enlace entre el D2 y el Área 333. La movilidad la proveía el ex Sub comisario Negri que participaba de los operativos”.

En un momento, el Dr. Vidal, abogado defensor de Plá, le preguntó por un lugar en ubicado en Maipú y España, “ahí tenían La Escuelita sus defendidos”, contestó el testigo.

“Y esta gente sigue operando” advirtió al Tribunal, señalando hacia los imputados al tiempo que les tiró una especie de queja y advertencia: “déjense de joder”.



El otro testigo que también le adjudicó al ex capitán Plá el rol de torturador fue Jorge Alfredo Salinas, quien en 1977 era docente, estudiante de Psicología y militante de la Juventud Universitaria Peronista.

Contó que fue detenido en dos oportunidades estando en la casa de su padre en Embalse La Florida. La primera vez fue a fines de junio de 1977 junto a su primo Rolando Alcaráz, “nos llevan en un Falcon, con la cabeza entre las piernas hasta el Destacamento de San Roque. Nos hacen desvestir y nos meten en un calabozo. Estuvimos tres días sin comer ni tomar nada. Después, en la sala de la Comisaría Plá me golpeó duramente, me pateaba en el suelo y me insultaba. Me aterrorizó porque estaba sin vendas” dijo. (Que el represor permitiera ver su rostro significaba casi indefectiblemente que el secuestrado iba a morir)
Junto al Subjefe de policía iban, otro militar y policías entre los que recordó a los Comisarios Becerra y Guillermo Albisu.

La segunda detención fue en agosto de 1977, primero estuvo quince días en la Comisaría 4ª, después en Investigaciones, en la calle Lavalle (donde hoy está la Caja Social) y luego en la Penitenciaría. Allí se encontró con el tan mentado trío Arce, Saíz y Velásquez y en una oportunidad éste le dijo: ”A vos te va a pasar lo mismo que a tu amigo”, en referencia a Santana Alcaráz, y les contó que sabía quién había matado a Santana y a Graciela Fiochetti: “Plá les dio un tiro en la nuca, en las Salinas a los dos”.
Esta revelación lo sorprendió y atemorizó, contó Salinas, que era amigo de Santana Alcaráz. Militaban y trabajaban en el Centro de Estudiantes de la Universidad que había ganado la JUP, y también compartían la tarea de alfabetización. “Sandro, como le decíamos era una persona muy humilde, seria y absolutamente responsable”, dijo y lo recordó con su saco azul, corbata, pantalón gris y un Ceferino Namuncurá en la solapa.

Apoyo de Abuelas ante las amenazas



Desde Abuelas de Plaza de Mayo Filial Mar del Plata nos solidarizamos
con el Dr. Enrique Ponce y el Periodista Gustavo Heredia y repudiamos
las amenazas recibidas. Desde aca todo nuestro apoyo para quienes
trabajan por la Verdad y la Justicia.

Un abrazo a nuestros compañeros.

Abuelas de Plaza de Mayo Mar del Plata

viernes, enero 23, 2009

Comunicado SOLIDARIDAD con el Dr.Ponce y el periodista Heredia

ASAMBLEA PERMANENTE por los DERECHOS HUMANOS (APDH)
filial San Luis


A 32 años del golpe militar

30.000 detenidos desaparecidos ¡Presentes!


Ante las amenazas recibidas en el día de hoy contra el Dr. Enrique Ponce, patrocinante de la querella y de la APDH en el juicio que por delitos de lesa humanidad se están desarrollando en la ciudad de San Luis; y el periodista Gustavo Heredia de Radio Universidad de San Luis,la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos filial San Luis, las repudia enérgicamente y se solidariza con los mismos.-

Las amenazas anónimas advertían que las propiedades de los mismos serían objeto de un atentado intentado la destrucción de "Información" que podría afectar a alguna persona involucrada en el juicio.-

Señalamos a los autores que toda la presunta información que pretenden hacer desaparecer, está ya incorporada al juicio y es pública – tal como lo señaló el Dr. Ponce al denunciar esta maniobra ante el Tribunal Oral – y les advertimos que lejos de lograr su objetivo de silenciarnos, seguiremos, como desde hace más de treinta años, en la búsqueda de la Verdad y la Justicia.-

San Luis, 23 de Enero de 2009

Últimas testimoniales: médicos sin memoria, retrato de Velázquez e informaciones del Dr. Acevedo

Jueves 22.01.09
La jornada de ayer fue una de las últimas audiencias con la comparecencia de testigos. El lunes finalizarán las declaraciones testimoniales cuando declaren por segunda vez Roberto Arce, quien -como adelantó a principios de la semana el Dr. Ponce- perteneció a la Diección General de Inteligencia de la Policía de Córdoba y Alfredo Salinas detenido durante la dictadura.

Dos médicos que nada recuerdan

El primer testigo en comparecer fue el doctor Jorge Alberto Moyano, el médico que practicó la autopsia al cadáver de Graciela Fiochetti. Como casi no recordaba nada se debió recurrir a la lectura del protocolo de lesiones que obra en “el sumario 22", donde el médico anotó como causa de muerte “paro cardiorrespiratorio por lesión cerebral causada por un elemento romo contuso”.

Informado de que en el certificado de defunción, el Dr. Moreno Recalde había consignado el disparo de un arma de fuego como causa del deceso, justificó la falta de precisión de su informe en que el cuerpo estaba quemado en un 60%, en grado 3; su falta de experiencia y en la precariedad de los elementos con que contaba. Esta última excusa sirvió también para explicar la omisión de estudios internos por lo que no pudo contestar si presentaba signos de violación. Por todo eso, aseguró que una pericia posterior y con mejores herramientas podrían haber arrojado otro diagnóstico más preciso.

Dijo desconocer la procedencia de los cuerpos (al otro lo vio en otra bandeja y no sabía que tenían relación), ni la identidad del que analizó, que figuraba como NN. Aunque dijo que trabajó durante la noche el informe dice: 10 horas, del 24 de septiembre de 1976. “Parece que yo informé al otro día, explicó”.

Otro médico amnésico que declaró en la jornada fue el director del Policlínico Regional San Luis en 1976, el coronel médico Andrés García Calderón, cuñado del entonces jefe del GADA 141, teniente coronel Juan Carlos Moreno.
Nada supo de la presencia de los cadáveres provenientes de las Salinas en el nosocomio a su cargo, por lo que se acudió -para a refrescar su memoria- a la lectura del sumario del 24 de septiembre de ese año, en el que consta una solicitud de este médico al Comandante de Artillería para que “arbitre los medios para el pronto retiro de cadáveres ingresados ayer y depositados por personal militar a su mando” y como respuesta a esto: la orden del Comandante Fernández Gez a la Policía para que proceda a la inhumación de los mismos “conforme a lo requerido por el director del Hospital”.
Ante lo que García Calderón sin inmutarse sólo atinó a “No recuerdo la elevación de esa nota ni las circunstancias”.
El juez Burad preguntó
- Por qué esa nota era elevada al Comandante de Artillería?
- Habré interpretado que era la máxima autoridad en la provincia.
- No era el gobernador?
- ¿Recuerda qué respondió Fernández Gez?
- No.


“Un chico muy inteligente, fiel, pero conflictivo”
La declaración del médico anestesiólogo Domingo Jorge Borra giró en torno a la personalidad del controvertido Jorge Hugo Velásquez, el hombre que en 1986, ante la Justicia mendocina señaló como autor del homicidio de Graciela Fiochetti al capitán Plá, cuando era Subjefe de la Policía de San Luis.

El médico lo había tenido lo empleó como cuidador de un complejo de cabañas de su propiedad en El Volcán por recomendación de su colega, el Dr. Moreno Recalde, quien le había dicho que se lo iba a presentar “pero no hizo falta porque él aprecio sólo y se presentó”. Trabajó durante un año, dijo, pero no recordaba con exactitud cuál, “posiblemente haya sido 1984”.
Lo describió a Velásquez como un chico “muy inteligente, fiel, como un perro, pero conflictivo”. Contó que con frecuencia lo atormentaban ideas persecutorias en donde se mezclaban policías, militares y subversivos. Muchas veces le sugirió a él y a su familia la necesidad de un tratamiento psicológico, pero no fue atendido. “Un chico muy sufrido” agregó, en alusión al estado de sus manos, “tenía los nudillos hechos pedazos, dos quebraduras en cada dedo. Alguien se las rompió” y a la deformación de su brazo derecho, lo que su ojo médico atribuyó a “golpes con algo contundente”. Recordó que usaba una prótesis dental y tenía varias cicatrices en el rostro.

Pero su tema era ser fuerte, poderoso, “hacía alarde de su capacidad física y profesional”, dijo el médico y contó que le había regalado unos borceguíes que usaba desprendidos “porque son fáciles de sacar y me sirven de protección”, había explicado.
Aunque varias veces repitió haber evitado los relatos de su empleado respecto a su pasado en la policía, dijo que alguna vez le comentó sobre la muerte de Diego Funes que había aparecido tirado en el dique. Acusado de ese hecho estuvo preso y según denunció, fue torturado para autoinculparse.

Pero el rasgo que más sobresaltó Borra de Velázquez fue la fidelidad con que se entregaba a quien servía y por eso “se sentía muy defraudado por la comunidad. Parece “que se entregó a una función y se sintió muy molesto y defraudado. Comentó que le habían hecho una mejicaneada, tenía un rencor por algo ocurrido con sus camaradas, no le cumplieron con lo que le prometieron, alguien a quien había obedecido”.

Como también había contado que “había trabajado mucho con Plá, había sido su su chofer”, podría concluirse que era quien lo había defraudado.
Sentimiento que Borra dijo comprender porque él mismo había sido defraudado también. Contó que siendo Subsecretario de Promoción y Acción Social, se ausentó por vacaciones y a su regreso se encontró con la acusación de haberse llevado millones de DOSEP, institución dependiente de su área, por lo que renunció.



“Robaban, mataban y tiraban gente al dique”

Dijo en un momento de su declaración el Dr. Carlos Acevedo respecto de Arce, Velásquez, Saíz y el “fiscalito” Rodríguez, con quien había tenido un enfrentamiento porque éste había denunciado de montonero a su amigo Arturo Negri, en venganza por un problema comercial, y por eso Acevedo a su vez lo denunció a Rodríguez, pidió un juicio político y consiguió que fuera detenido y procesado.

Por esa acusación, Negri había sido “levantado y tirado en un pozo en Córdoba” dijo en alusión al secuestro y desaparición del comerciante que él mismo se encargó de hacer aparecer mediante contactos, la entrega de una alta suma de dinero y rápidas gestiones de las que se jactó ya que tenía entonces sólo 22 años. También sirvió – dijo- que su amigo era Comisario retirado de la Policía de Córdoba.

También acusó a los cuatro personajes a los que calificó de “célula delictiva”, de haber puesto una bomba en la casa del Dr. Galante porque había patrocinado la denuncia de Negri contra el fiscal Rodríguez.

El Dr. Carlos Acevedo, que en principio no admitía haber sido asesor de la Policía al inicio de la dictadura, más tarde contó que como asesor legal del Ministerio de Gobierno, nombrado en 1975 tenía a su cargo la Asistencia Liberacional en la Penitenciaría y sólo durante un mes asesoró legalmente a la Jefatura de Policía por un proyecto de ley orgánica y una reforma jubilatoria que le solicitaron. Dijo que tenía una pequeña oficina, “una piecita” donde iba algunas horas.

Pero a pesar de frecuentar esa dependencia en los tiempos más duros de la represión, donde los detenidos que sobrevivieron dijeron ser torturados, el abogado aseguró desconocer la presencia de detenidos, ni haber sabido de personas denunciadas de subversivos. Sólo cuando Becerra lo confundió con su hermano que era maoísta y lo denunció ante Plá. Por eso, cuando le preguntaron si tenía acceso a información de Inteligencia, dijo con manifiesta suspicacia que "había poca Inteligencia".

Se le exhibió una declaración del año 1978 donde hace una acusación contra el fiscal Rodríguez, que presentó algunas contradicciones con lo dicho en esta audiencia, como el desconocimiento de la bomba en la casa de Dr. Galante, y en la que expone abundante y detallada información por la que fue preguntado, contestando que se la habían hecho llegar por su carácter de denunciante.

Preguntado por su relación con el capitán Plá, dijo que lo conocía desde 1975 por un amigo en común, un teniente de Mar del Plata que hoy está enfrentando un proceso".

Expediente de último momento

En medio de la audiencia, el Dr. Cortéz informó de la recepción del expediente caratulado “Catalina Garraza y otros por infracción a la ley 20.840” proveniente del Juzgado Federal en el que constan y fueron leídas:
. La declaración de Pedro Ledesma (de quien su padre reconoció la firma) en la que relata las circunstancias en que fue detenido.
. La declaración de Segundo Ledesma relatando el secuestro de su hijo Pedro cuando se lo acababan de entregar en la Comisaría 2ª.
. El acta de liberad provisoria de Pedro Ledesma.
. Un oficio librado por el Juzgado Federal con fecha de 16 de febrero de 1977 al Sub comisario Víctor David Becerra solicitando la averiguación de paradero de Santana Alcaráz, firmado por el juez Allende y su secretario Pereyra González.
. El careo por contradicciones entre Mabel Merlino en calidad de procesada y Juan Cruz Sarmiento como testigo, ante el Tribunal, constituido en la cárcel penitenciaria de Mendoza.
. Una extensa declaración de Juan Cruz Sarmiento.También rubricadas por el juez y secretario del Juzgado Federal mencionados.

Documentos que complicarían la situación del juez y fiscal federales que en sus declaraciones dijeron desconocer la existencia de personas desaparecidas en la provincia.

miércoles, enero 21, 2009

Declaran ex magistrados en el Juicio Histórico

Miércoles 21.01.09

En la mañana de hoy declararon en calidad de testigos los ex magistrados, Alfredo Manuel Rodríguez y Eduardo Allende.

El Dr. Rodríguez, exhibió una absoluta pérdida de memoria respecto de los graves hechos acontecidos en septiembre de 1976, mientras se desempeñaba como juez del Juzgado del Crimen Nº 1 de la provincia. Dijo no recordar nada sobre del enfrentamiento en que murió Cobos, nada sobre las desapariciones y búsqueda por parte de los familiares de Ledesma y Alcaráz; ni la presentación de hábeas corpus por Santana Alcaráz; tampoco del hallazgo de cadáveres en las Salinas, hecho que conoció después de que se fue de San Luis, según dijo.

Respecto de personas detenidas, sólo recordaba haber tomado declaración al ex gobernador Adre, en la Penitenciaría, quien “siempre se abstuvo”, y a Sánchez, que había sido jefe de la Policía.

Ante la pregunta de la fiscal ¿Qué hacía el Ejército? Contestó que tenía un grupo de investigaciones administrativas que funcionaba en la Legislatura, que tenía como asesor jurídico era el Dr. Salvini(actual ministro de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza), “que tenía muchísimas causas mal hechas, por lo que el 90 % fueron rechazadas, desestimadas”.

Después de la lectura de una declaración suya ante la Cámara de Mendoza en 1986 –que tampoco guardaba en su memoria-, recordó que ex fiscal Carlos Jesús Rodríguez, con quien en principio tuvo amistad y “luego se terminó”, había tenido problemas con el Dr. Galante y que “era una persona extraña, siempre daba a entender que andaba en algo fuerte, pesado. Era de extrema derecha, vinculado a altas esferas”. Que una vez le presentó como sus amigos a tres hombres que “andaban bien armados” de los cuales uno era Roberto Arce, “que era policía de Córdoba, vinculado al Tercer Cuerpo de Ejército”, otro hombre manco, del que no recordaba su nombre y un tercero, que luego supo era Saíz. Dijo creer que todos eran policías y que una vez le exhibieron unas armas que tenían en el baúl de un auto.

Relacionado con el mismo funcionario judicial, recordó una causa penal, derivada de un exhortó que venía de Córdoba y posiblemente diligenciado por Arce, y por la que participó junto con el fiscal Rodríguez de un allanamiento a la firma DOVECAR, para secuestrar documentación. Causa que -según afirmó- “pudo haber tenido una motivación personal del fiscal Rodríguez”.
Aunque no pudo asegurar si el capitán Plá estuvo presente en esa situación, tampoco lo descartó, en tanto era autoridad policial y ese cuerpo había tomado parte en el procedimiento; pero sí negó la participación de personal militar.

Anécdota
Casi al final de su declaración, el ex juez del Crimen relató una anécdota dejó en claro el alcance de los recursos del ex fiscal Rodríguez. Contó que poco antes de irse de San Luis, en 1977, lo llamó el Comandante Fernández Gez a su despacho y “me comenta que del III Cuerpo habían mandado a investigarme por ideas de izquierda, y que había sido mi ex amigo el fiscal Rodríguez”.
El testigo también contó que decía: “quien no es mi amigo es mi enemigo”.

Dr. Eduardo Allende
El segundo y último testigo de la breve jornada fue quien en el año de los hechos investigados en este juicio, era juez Federal de San Luis, pero precisamente sobre ellos, respondió invariablemente el ya lamentable y clásico “No recuerdo”, y a veces con el plus de “Absolutamente nada”.

A las preguntas de la Querella respondió que en el Juzgado Federal tramitaron varias causas relacionadas a hechos catalogados de subversivos, “dos o tres, en los que había muchos imputados”. Como no recordaba nombres, el Dr. Ponce fue preguntándole:
- - ¿Vergés? - Sí; -¿Mirta Rosales? No me acuerdo; -¿Aníbal Franklin Olivera? – Sí; -¿Julio Lucero Belgrano? – Sí; -¿María Catalina Garraza?, creo que sí; - ¿Juan Cruz Sarmiento? – Sí.

Explicó que en esos tiempos se utilizaba el Código Procesal de la época y que las personas que quedaban a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) eran imputadas de infringir la ley 20.480 “que integraba el Código de ese momento”, dado “que existía en el gobierno una situación fáctica de estado de sitio, así es que se hacía sin consultar. Entendía la autoridad militar, y no se podía intervenir”.

Preguntado si había recibido denuncias o reclamos de detenidos por apremios, contestó que “nadie denunció, y que si lo hubieran hecho, hubiera iniciado el sumario pertinente, la investigación, y si no fuera mi competencia pasaría al la Justicia provincial”
Esta respuesta motivó la inmediata reacción del Dr. Ponce que solicitó un careo con personas que manifiestan lo contrario. “No tengo problema” respondió Allende.

El declarante, a tono con lo poco dicho por el secretario de su Juzgado, el Dr. Carlos Pereyra que declaró ayer, aseguró desconocer o no recordar los hechos ocurridos en 1976 en el pago tranquilo que era San Luis y que por su singular horror suscitaron conmoción: el hallazgo de dos cadáveres calcinados y mutilados en las Salinas del Bebedero, la muerte de Raúl Cobos en un enfrentamiento un grupo de militares el barrio Jardín, y el pedido de ayuda de los padres de dos jóvenes desaparecidos.
Ambos admitieron la interposición de hábeas corpus, pero no especificaron de parte de quiénes, pero sí se extendieron sobre las tres posibles modalidades de contestación existentes.
Incluso después de exhibírsele documental qeu obra en la causa sobre desaparición de Pedro Ledesma, Allende dijo “No recuerdo en absoluto”.
Ante el creciente asombro del abogado de la querella, Allende contestó respecto del Sumario policial 22 -la primera investigación sobre la desaparición y homicidio de Graciela Fiochetti- que lo elevó al Comando.
_ ¿Usted dice que porque no tenía competencia? ¿Por qué no lo mando al Juzgado del Crimen? -preguntó el representante de la Querella.-
_ No recuerdo, pero alguna razón lícita debió haber.
_ Y hoy ¿qué explicación le encuentra a esos hechos?
_ Me parece terrorífico.

Declaró extensamente el ex jefe de la Plana Mayor coronel Guillermo Daract

Durante las audiencias de los días 12 y 13 de enero declaró el coronel retirado Guillermo Daract, quien por el tiempo de los hechos investigados (septiembre de 1976) era teniente coronel y jefe de la Plana Mayor que asesoraba al Comandante de Artillería 141, la máxima autoridad militar en la provincia a partir del golpe de estado de marzo de ese año.

El ex militar, que afirmó que sus funciones eran “asesorar al Comandante y controlar el proceso de aprendizaje de la tropa”, basó su declaración en transferir toda la responsabilidad de lo sucedido al coronel Miguel Ángel Fernández Gez, en tanto Jefe del Área 333 y del Comando de Artillería 141, “todo lo decidía el Comandante”, “tenía el mando total” reiteró de distinto modo en varias oportunidades, apelando al concepto de obediencia debida que por muchos años permitió el silencio y la impunidad de las fuerzas de seguridad argentinas.
Esta tesis le valió un duro careo con el ex Comandante sin que ninguno variara su postura.

La mucha información que brindó sobre el funcionamiento del flamante gobierno militar que “tenía por objetivo salvar el país de los subversivos” y “resguardar los valores occidentales y cristianos” confirmó la tesis que sostiene la querella: la existencia de un plan sistemático del Estado Mayor General, aplicado a través de los Cuerpos de Ejército en que se diviidió el territorio para esa finalidad.

Daract explicó que, a efectos de la lucha antisubversiva, se debía detener a toda persona que se opusiera al plan establecido. La detección de estas personas se realizaba mediante la información que básicamente recababa la Policía, y que era analizada por el Comandante con el asesoramiento de la Plana Mayor, y luego éste decidía (las operaciones, la detención y la liberación de los detenidos). Dijo que los interrogatorios a los detenidos para la obtención de información era tarea de la Policía, que luego elevaba informe al Comandante.

Respecto del enfrentamiento donde murió Cobos, señaló que fue muy relevante porque no hubo otros hechos similares, “San Luis era un lugar calmo, un lugar de descanso y entrenamiento para los subversivos. Dijo que Cobos “era un subversivo que murió en su ley”; que se llegó a la conclusión de que era el jefe de la organización en San Luis y que a partir de la información que se le encontró, se montó el operativo en La Toma, el que él sugirió que se realizara rápidamente y que estuvo a cargo del ex jefe del GADA, teniente coronel Juan Carlos Moreno y del que resultaron 3 personas detenidas por su presunta vinculación con la subversión.

“De Salinas del Bebedero tuve conocimiento y lo hablé con el Comandante, pensamos que podía tratarse de una represalia de las bandas subversivas. Se pensó eso y se actuó con la Justicia, la Policía y el Hospital”… “No recuerdo cómo fue esclarecido el hecho”.

Aunque el militar admitió la existencia de normativa que se refería al aniquilamiento del accionar de la subversión, a “quebrar la lucha del oponente, aún con el costo de sangre”, negó haberse enterado de la aplicación de torturas a los detenidos por las fuerzas controladas por el Ejército en San Luis, “no conocí, no supe”.

Careo con el coronel Fernández Gez
El tenso cruce entre los ex camaradas surgió a partir de las contradicciones respecto de lo sucedido en algunos encuentros mantenidos entre ambos junto a los coroneles Gerácimo Quiroga, Juan Carlos Moreno y Carlos Plá, que estaba prófugo y fue el convocante.
Tras la detención domiciliaria del coronel Fernández Gez, en octubre de 2006, el ex capitán Plá, , convocó a los militares mencionados y les transmitió su preocupación por la reapertura de las causas de la represión y por la salud del ex Comisario Becerra, quien podría requerir su apoyo.
El grupo, se presentó en el domicilio del ex Comandante Fernández Gez, “en un acto de solidaridad” para con su antiguo jefe, según sostienen. Pero el visitado advierte otro móvil: “querían saber qué había declarado, fueron en camarilla, en patota, me obligaban a hacerme cargo de todo por mi jerarquía. Ahí me enteré cómo habían fusilado a Graciela Fiochetti”.
Daract: Falso, mentira, fuimos por solidaridad.
Fernández Gez: ¿Ustedes eran títeres, robots? Si las cosas les salieron mal, háganse responsables.
La Plana Mayor estaba dividida, unos apoyaban a Moreno en contra mío.
Daract: Nunca hice causa común con Moreno en contra tuyo, no soy traidor. ¿Por qué no nos denunciaste en ese momento?
Fernández Gez: Yo aquí quiero saber la verdad. ¿De quién es la responsabilidad de la desaparición y muerte de Graciela Fiochetti? Y los imputados que a los mejor no son responsables
Daract: ¡Lo que dice Fernandez Gez es mentira, no nos vamos a inculpar, es una ofensa! ¿Cómo vamos a decir que la matamos? Te corresponde, hacerte cargo.
Fernández Gez: ¿Qué, soy responsable de los desaparecidos? ¿Qué, yo tenía una banda de facinerosos a mi lado? En octubre vine a enterarme recién de lo que me encubrieron.
Toda la declaración ha hecho referencia a que yo era de Inteligencia, mi cargo era operacional , para eso estaba la Plana Mayor, que era mi intermediaria.
Daract: Niego terminantemente que nos autoincrimináramos.
Fernández Gez: Mantengo lo declarado.

Al término del careo, el juez Burad, con su habitual tono reflexivo y dirigiéndose al testigo, advirtió : “ ¿Vio cómo ahora desaparecieron los Montoneros en la causa Fiochetti…?” Aludiendo al pase de “facturas” recíproco al que se acababa de asistir.