viernes, enero 23, 2009

Últimas testimoniales: médicos sin memoria, retrato de Velázquez e informaciones del Dr. Acevedo

Jueves 22.01.09
La jornada de ayer fue una de las últimas audiencias con la comparecencia de testigos. El lunes finalizarán las declaraciones testimoniales cuando declaren por segunda vez Roberto Arce, quien -como adelantó a principios de la semana el Dr. Ponce- perteneció a la Diección General de Inteligencia de la Policía de Córdoba y Alfredo Salinas detenido durante la dictadura.

Dos médicos que nada recuerdan

El primer testigo en comparecer fue el doctor Jorge Alberto Moyano, el médico que practicó la autopsia al cadáver de Graciela Fiochetti. Como casi no recordaba nada se debió recurrir a la lectura del protocolo de lesiones que obra en “el sumario 22", donde el médico anotó como causa de muerte “paro cardiorrespiratorio por lesión cerebral causada por un elemento romo contuso”.

Informado de que en el certificado de defunción, el Dr. Moreno Recalde había consignado el disparo de un arma de fuego como causa del deceso, justificó la falta de precisión de su informe en que el cuerpo estaba quemado en un 60%, en grado 3; su falta de experiencia y en la precariedad de los elementos con que contaba. Esta última excusa sirvió también para explicar la omisión de estudios internos por lo que no pudo contestar si presentaba signos de violación. Por todo eso, aseguró que una pericia posterior y con mejores herramientas podrían haber arrojado otro diagnóstico más preciso.

Dijo desconocer la procedencia de los cuerpos (al otro lo vio en otra bandeja y no sabía que tenían relación), ni la identidad del que analizó, que figuraba como NN. Aunque dijo que trabajó durante la noche el informe dice: 10 horas, del 24 de septiembre de 1976. “Parece que yo informé al otro día, explicó”.

Otro médico amnésico que declaró en la jornada fue el director del Policlínico Regional San Luis en 1976, el coronel médico Andrés García Calderón, cuñado del entonces jefe del GADA 141, teniente coronel Juan Carlos Moreno.
Nada supo de la presencia de los cadáveres provenientes de las Salinas en el nosocomio a su cargo, por lo que se acudió -para a refrescar su memoria- a la lectura del sumario del 24 de septiembre de ese año, en el que consta una solicitud de este médico al Comandante de Artillería para que “arbitre los medios para el pronto retiro de cadáveres ingresados ayer y depositados por personal militar a su mando” y como respuesta a esto: la orden del Comandante Fernández Gez a la Policía para que proceda a la inhumación de los mismos “conforme a lo requerido por el director del Hospital”.
Ante lo que García Calderón sin inmutarse sólo atinó a “No recuerdo la elevación de esa nota ni las circunstancias”.
El juez Burad preguntó
- Por qué esa nota era elevada al Comandante de Artillería?
- Habré interpretado que era la máxima autoridad en la provincia.
- No era el gobernador?
- ¿Recuerda qué respondió Fernández Gez?
- No.


“Un chico muy inteligente, fiel, pero conflictivo”
La declaración del médico anestesiólogo Domingo Jorge Borra giró en torno a la personalidad del controvertido Jorge Hugo Velásquez, el hombre que en 1986, ante la Justicia mendocina señaló como autor del homicidio de Graciela Fiochetti al capitán Plá, cuando era Subjefe de la Policía de San Luis.

El médico lo había tenido lo empleó como cuidador de un complejo de cabañas de su propiedad en El Volcán por recomendación de su colega, el Dr. Moreno Recalde, quien le había dicho que se lo iba a presentar “pero no hizo falta porque él aprecio sólo y se presentó”. Trabajó durante un año, dijo, pero no recordaba con exactitud cuál, “posiblemente haya sido 1984”.
Lo describió a Velásquez como un chico “muy inteligente, fiel, como un perro, pero conflictivo”. Contó que con frecuencia lo atormentaban ideas persecutorias en donde se mezclaban policías, militares y subversivos. Muchas veces le sugirió a él y a su familia la necesidad de un tratamiento psicológico, pero no fue atendido. “Un chico muy sufrido” agregó, en alusión al estado de sus manos, “tenía los nudillos hechos pedazos, dos quebraduras en cada dedo. Alguien se las rompió” y a la deformación de su brazo derecho, lo que su ojo médico atribuyó a “golpes con algo contundente”. Recordó que usaba una prótesis dental y tenía varias cicatrices en el rostro.

Pero su tema era ser fuerte, poderoso, “hacía alarde de su capacidad física y profesional”, dijo el médico y contó que le había regalado unos borceguíes que usaba desprendidos “porque son fáciles de sacar y me sirven de protección”, había explicado.
Aunque varias veces repitió haber evitado los relatos de su empleado respecto a su pasado en la policía, dijo que alguna vez le comentó sobre la muerte de Diego Funes que había aparecido tirado en el dique. Acusado de ese hecho estuvo preso y según denunció, fue torturado para autoinculparse.

Pero el rasgo que más sobresaltó Borra de Velázquez fue la fidelidad con que se entregaba a quien servía y por eso “se sentía muy defraudado por la comunidad. Parece “que se entregó a una función y se sintió muy molesto y defraudado. Comentó que le habían hecho una mejicaneada, tenía un rencor por algo ocurrido con sus camaradas, no le cumplieron con lo que le prometieron, alguien a quien había obedecido”.

Como también había contado que “había trabajado mucho con Plá, había sido su su chofer”, podría concluirse que era quien lo había defraudado.
Sentimiento que Borra dijo comprender porque él mismo había sido defraudado también. Contó que siendo Subsecretario de Promoción y Acción Social, se ausentó por vacaciones y a su regreso se encontró con la acusación de haberse llevado millones de DOSEP, institución dependiente de su área, por lo que renunció.



“Robaban, mataban y tiraban gente al dique”

Dijo en un momento de su declaración el Dr. Carlos Acevedo respecto de Arce, Velásquez, Saíz y el “fiscalito” Rodríguez, con quien había tenido un enfrentamiento porque éste había denunciado de montonero a su amigo Arturo Negri, en venganza por un problema comercial, y por eso Acevedo a su vez lo denunció a Rodríguez, pidió un juicio político y consiguió que fuera detenido y procesado.

Por esa acusación, Negri había sido “levantado y tirado en un pozo en Córdoba” dijo en alusión al secuestro y desaparición del comerciante que él mismo se encargó de hacer aparecer mediante contactos, la entrega de una alta suma de dinero y rápidas gestiones de las que se jactó ya que tenía entonces sólo 22 años. También sirvió – dijo- que su amigo era Comisario retirado de la Policía de Córdoba.

También acusó a los cuatro personajes a los que calificó de “célula delictiva”, de haber puesto una bomba en la casa del Dr. Galante porque había patrocinado la denuncia de Negri contra el fiscal Rodríguez.

El Dr. Carlos Acevedo, que en principio no admitía haber sido asesor de la Policía al inicio de la dictadura, más tarde contó que como asesor legal del Ministerio de Gobierno, nombrado en 1975 tenía a su cargo la Asistencia Liberacional en la Penitenciaría y sólo durante un mes asesoró legalmente a la Jefatura de Policía por un proyecto de ley orgánica y una reforma jubilatoria que le solicitaron. Dijo que tenía una pequeña oficina, “una piecita” donde iba algunas horas.

Pero a pesar de frecuentar esa dependencia en los tiempos más duros de la represión, donde los detenidos que sobrevivieron dijeron ser torturados, el abogado aseguró desconocer la presencia de detenidos, ni haber sabido de personas denunciadas de subversivos. Sólo cuando Becerra lo confundió con su hermano que era maoísta y lo denunció ante Plá. Por eso, cuando le preguntaron si tenía acceso a información de Inteligencia, dijo con manifiesta suspicacia que "había poca Inteligencia".

Se le exhibió una declaración del año 1978 donde hace una acusación contra el fiscal Rodríguez, que presentó algunas contradicciones con lo dicho en esta audiencia, como el desconocimiento de la bomba en la casa de Dr. Galante, y en la que expone abundante y detallada información por la que fue preguntado, contestando que se la habían hecho llegar por su carácter de denunciante.

Preguntado por su relación con el capitán Plá, dijo que lo conocía desde 1975 por un amigo en común, un teniente de Mar del Plata que hoy está enfrentando un proceso".

Expediente de último momento

En medio de la audiencia, el Dr. Cortéz informó de la recepción del expediente caratulado “Catalina Garraza y otros por infracción a la ley 20.840” proveniente del Juzgado Federal en el que constan y fueron leídas:
. La declaración de Pedro Ledesma (de quien su padre reconoció la firma) en la que relata las circunstancias en que fue detenido.
. La declaración de Segundo Ledesma relatando el secuestro de su hijo Pedro cuando se lo acababan de entregar en la Comisaría 2ª.
. El acta de liberad provisoria de Pedro Ledesma.
. Un oficio librado por el Juzgado Federal con fecha de 16 de febrero de 1977 al Sub comisario Víctor David Becerra solicitando la averiguación de paradero de Santana Alcaráz, firmado por el juez Allende y su secretario Pereyra González.
. El careo por contradicciones entre Mabel Merlino en calidad de procesada y Juan Cruz Sarmiento como testigo, ante el Tribunal, constituido en la cárcel penitenciaria de Mendoza.
. Una extensa declaración de Juan Cruz Sarmiento.También rubricadas por el juez y secretario del Juzgado Federal mencionados.

Documentos que complicarían la situación del juez y fiscal federales que en sus declaraciones dijeron desconocer la existencia de personas desaparecidas en la provincia.

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