jueves, noviembre 06, 2008

9ª jornada: Testimonio de “Cuqui” Álvarez de Quiroga, hermana buscadora de verdad


Como tantas veces en estos 32 años de búsqueda, María Magdalena Álvarez relató una vez más lo ocurrido a su hermana Graciela Fiochetti, pero esta vez frente a quienes juzgarán – por fin- la responsabilidad de tanto vejamen, atropello y ocultamiento.
“Mamá enferma, viaje urgente” decía el telegrama que Cuqui recibió en Villa Mercedes la tarde del 21 de septiembre de 1976. Se comunicó por teléfono con una vecina de su madre que, incómoda le aclaró en voz baja “el problema es con tu hermana y por favor no me llames más”. (Así era, inmediatamente se levantaba sobre las víctimas, el cerco aislante del miedo)

A la mañana siguiente, en La Toma encontró la casa materna toda desordenada ”y con la noticia incomprensible de que Graciela había sido detenida” sin explicaciones, en un operativo sorpresivo y descomunal, esa madrugada. Doña Laura contó que sintió ruidos en el techo, disparos, y cuando se levantó ya estaban en el comedor policías, militares…”a Graciela apenas la dejaron vestirse y se la llevaron. Pobre hija sin remedios y sin dinero”, lamentó su madre. Aunque le había llevado sus remedios para la epilepsia con un té a la Comisaría, no se los recibieron.

Tirada en el piso de un camión fue trasladada a San Luis junto a otros detenidos. Allá fue “Cuqui”, acompañada por su tío Alfredo primero, y luego con su madre, donde iniciaron el periplo por dependencias (Jefatura Central de Policía, Policía Federal, Departamento de Investigaciones, Obispado) en las que nada sabían o no los podían recibir, excepto el Teniente Coronel Moreno, del GADA, que sorprendido preguntó “¿Cómo que no está (en la Jefatura) si yo di la orden de detenerla para identificarla?”; se comunicó con el capitán Plá y le ordenó recibir a la madre y a la hermana de Graciela Fiochetti. Al salir, se encontraron a “Gringo” Fernández en muy mal estado, que, preguntado por Graciela le dijo a su madre mientras la palmeaba: “Ya está viejita, ya está…”.

En la Central de Policía, doña Laura Álvarez reconoció a Plá como uno de los que se llevó a Graciela, “ese estuvo allá” aseguró. También identificó a Becerra.
El capitán, les comunicó que Graciela había sido liberada el mismo día de su detención y les mostró un acta de liberación firmada por ella, ante lo que la madre confundida, comentó: “pero si recién me dijo “Gringo” Fernández que estaba acá”. Lo que le valió al recién liberado, una nueva detención.
El militar les aconsejó realizar la denuncia por la desaparición y lo hicieron.
El 24 de septiembre “Cuqui” se enteró del hallazgo de dos cadáveres en Las Salinas del Bebedero, y previo paso por la Jefatura, donde Plá dijo que “por la ropa el cuerpo femenino pertenecería a Graciela”, reconoció el cuerpo en la morgue del Policlínico Regional, por la ropa y la cicatriz en la rodilla derecha; el torso y el rostro habían sido quemados y las falanges cortadas. Aunque además la hermana aportó placas radiográficas y fichas odontológicas, Plá decidió y les informó que ese no era el cadáver de Graciela, dio por concluido el tema, e hizo inhumar el cuerpo como NN en el Cementerio del Rosario.

Así, la madre y la hermana de la joven delgadita, que abrazó los ideales peronistas de su madre, que quería ser doctora para curar a los negritos del África y asistía a los enfermos, debieron esperar la llegada de la democracia para denunciar los hechos ante una Comisión Legislativa y la CONADEP.
En 1985 se exhumó el cadáver determinando su identidad y la forma de la muerte (un tiro en la nuca con una pistola 9 mm efectuado desde unos 10 cm con salida por el parietal izquierdo).
El 18 de septiembre de 1986 “nos fue entregado el cuerpo de mi hermana por la Cámara Federal de Mendoza", y fue inhumado en su pueblo natal. “Después, el Punto Final y el archivo de las causas”, lamentó Cuqui, que en este largo y tortuoso camino sólo ha perseguido la verdad. Dijo al Tribunal: “Creo que en memoria de mi madre merezco conocer la verdad” y habló también de la necesidad de encontrar al responsable para elaborar este duelo de 32 años.





-Artículo y tapa del diario Puntal del 19 y 20 de septiembre de 1986-
En la foto de la derecha, el dolor de Laura Álvarez 10 años después del asesinato de su hija.

La crónica da cuenta de la presencia de partidos políticos, APDH y Madres de Plaza de Mayo en la entrega del féretro en Mendoza y de las expresiones del Comisario Miguel Mena quien lo condujo hasta San Luis: "Todo el pueblo de La Toma está de duelo y aguarda que se haga justicia".

Prueba

El Tribunal exhibió la cerradura de esta puerta de la casa de la calle Moreno de La Toma, que fue violentada la madrugada de la primavera de 1976 para llevarse a Graciela Fiochetti.
El metal acusa el impacto de un disparo que los relatos dicen lo ejecutó Plá.

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