domingo, noviembre 09, 2008

Día 10 del Juicio Histórico: Testimonios de Segundo y “Pancho” Ledesma y Reina Alcaráz


Al final de la tercera semana de juzgamiento a los represores de San Luis, testimoniaron el padre y el hermano de Pedro Valentín Ledesma y la hermana de Santa Alcaráz.
La mañana del jueves 5 de noviembre, Don Segundo Ledesma les habló a los que sabe responsables de los 32 años de ausencia impune de su hijo Pedro Valentín Ledesma. Esta vez no pudieron esquivar sus palabras tenaces, ni mentir, ni mandarlo a preguntar a otra cómplice oficina. Desde atrás de un equipo de defensores Plá dibujó sus muecas cínicas, pero deberá responder.

El padre de Pedro Valentín contó el operativo policial y militar al mando de Plá y Becerra con el que se encontró al regresar a su casa la noche del 20 de septiembre de 1976. Un allanamiento en el que revolvieron todo y encontraron una revista “peligrosa” que acababan de colocar en la habitación de Pedro, al que decían buscar cuando ya lo tenían en su poder porque “andaba en malos pasos” al entender del Subjefe de policía.

Pedro había sido detenido esa misma tarde cuando iba en un auto con Juan Cruz Sarmiento y Raúl Cobos, y éste fue abatido por la policía cuando se encontraron repentinamente con un operativo policial militar.
Don Segundo fue varias veces a buscar a su hijo a la Jefatura, sin resultado, hasta que un día fue citado por el capitán Plá, a las 22 horas en la Comisaría de Pueblo Nuevo (2ª) en calle Sarmiento, donde el militar, previo despedir al amigo que acompañaba a Ledesma le dijo que le iba a entregar a su hijo, que sabía que no andaba en nada y que por un tiempo no lo dejara salir de la casa y que no fuera a la Universidad en lo que quedaba del año ni el siguiente.Padre e hijo se reencontraron. Pedro preguntó dónde estaba y le urgía irse, quería ver a su mamá. No les permitieron dejar la bicicleta en la que andaba don Segundo ni hacer una llamada telefónica. Salieron caminando y a pocas cuadras notaron un auto (Chevrolet borravino) que los seguía y luego, a unos metros de calle San Juan se les cruzó un auto rojo que los encandiló y del que bajaron unos hombres encapuchados gritando “somos montoneros”. Uno de ellos tomó a Pedro de los pelos, mientras otro amagó con golpear a Don Segundo obligándolo a tirarse al piso desde donde vio a Plá sentado en la parte delantera del auto que tenía la puerta abierta. Fue la última vez que vio a su hijo.
(“Si yo le malicio el plan no me agarran” dijo don Segundo, un hombre formado en el valor de la palabra, incapaz de prever el cinismo de las nuevas autoridades)
Ledesma volvió a la Comisaría 2ª y el Comisario Sosa le indicó que hiciera la denuncia, pero ahí no, sino en la Jefatura de Policía. Lo hizo al día siguiente; también vio al Teniente Coronel Moreno, a quien le comentó sus sospechas sobre la policía, lo que luego le valió la recriminación de Plá y las amenazas de Becerra “te voy a hacer un buraco así”.

Segundo Ledesma también habló de la desaparición del acta de libertad de su hijo, de la constancia solicitada por el Comando que expidió el Dr. Pereyra González desde el Juzgado Federal y mencionó que alguien, a quien no iba a identificar le había informado que a Pedro lo habían tenido en el Departamento de Investigaciones (hoy la Caja Social).

Francisco “Pancho” Ledesma, el hermano menor de Pedro, que entonces tenía 16 años, también dio su testimonio que básicamente se centró en el penoso estigma que sobrecayó sobre los miembros de la familia durante años a partir de la desaparición de su hermano.

Reina Alcaráz
Una de las hermanas de Santana Alcaráz también testimonió la mañana del jueves. Explicó que tanto ella como su hermana María del Carmen – que se encontraba en la sala- carecían prácticamente de información. Sólo sabían que lo habían llevado de una clase de la facultad, dos hombres de civil. Sus padres, hoy muertos, eran quienes habían hecho las gestiones posibles para dar con su paradero, como la presentación de un habeas corpus.
Aportó una foto y una carta que Santana había escrito a sus padres para comparar la caligrafía con el escrito conocido como informe La Toma, que dicen él escribió y le fue hallado a Raúl Cobos cuando fue abatido. “Traje todo lo poquito que tengo” dijo Reina.
El Tribunal le mostró la foto del cuerpo hallado junto al de Graciela Fiochetti, que se supone es de Santana, pero dijo que así no lo podía reconocer.
Aunque su declaración fue breve, la contundencia de sus palabras finales no dejaron lugar ni siquiera a la habitual intervención del juez Burad: “Espero de este Tribunal que puedan devolver el cuerpo de mi hermano para poder darle sepultura como todo ser humano se merece, por mis padres y por él que era una excelente persona. Esto es un pedido, espero una respuesta”.

Al terminar la audiencia, Segundo Ledesma estampó sus manos que sumarán para llegar a las 30 mil.


La idea de pintar la cantidad de manos que conmemoran a los compañeros desaparecidos surgió de los jóvenes que integran los grupos Colectivo Político El Taller, Muralista Luis Olea, Mujeres en Búsqueda, Revistas Callejeras y Estudiantes Secundarios y se está haciendo en distintos lugares: esquinas, plazas, escuelas...
Ellos dicen "Que por cada muerto en dictadura nos alcemos miles en rebeldía, que no quede ningún represor sin castigo, que los crímenes que aquí ocurrieron no pasen nunca más"

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