lunes, noviembre 03, 2008

JUICIO HISTÓRICO: 7ª jornada. Primer testimonio: Juan Cruz Sarmiento.

Después del cuarto intermedio, esta mañana prosiguió el debate oral que juzga a los responsables de delitos de lesa humanidad en esta provincia, con la declaración del primer testigo.
Siendo una sorpresa para casi todos -incluida la Querella que no había sido informada-, esta etapa de testimoniales inició con la palabra de Juan Cruz Sarmiento, detenido en en septiembre de 1976 junto a su amigo Pedro Ledesma.
Aunque se había adelantado que hoy declararía Carlos “Gringo” Fernández, el presidente del Tribunal justificó el cambio en un ordenamiento cronológico de los hechos, dado que Sarmiento se encontraba con Pedro Ledesma y Raúl Cobos cuando a éste, después de ser supuestamente abatido, le encuentran el papel que contenía los nombres de Fiochetti y Fernández, quienes fueron inmediatamente detenidos en el operativo La Toma.


Juan Cruz Sarmiento relató su detención: el 20 de septiembre de 1976, luego de cumplir con el encuentro diario que habían acordado con Ledesma y Cobos para saber de la suerte de cada uno (los tres eran militantes de la JP), Cobos le pidió que lo acercara a un lugar que tanto él como Ledesma desconocían.
Sarmiento condujo el auto que su hermana le había prestado y guiado por Cobos llegaron al barrio Jardín Sucre, donde al doblar en una esquina se encontraron con un operativo policial y militar ante el cual se detuvieron y los hicieron bajar “nos hacen tirar cuerpo a tierra con las manos en la nuca; había muchos gritos, golpes y escucho disparos. Posteriormente me entero que Cobos es muerto. Somos detenidos Ledesma y yo, y somos trasladados a la Jefatura de Policía. Nos tiran en el piso de autos -a mí en un Torino azul- con personas que nos pisan”.
Ingresan por el garaje por calle Belgrano y tirados al piso nuevamente son golpeados e insultados. Allí comienza, según el testigo un período de torturas intermitentes que se realizan en un lugar que supone podría ser Rodeo del Alto o “La Granja”, previo paso siempre por la Comisaría 4ª (Barrio Rawson) lugar en que ve por última vez a Pedro Ledesma, el 21 de septiembre de 1976, cuando comparten un calabozo luego de una sesión de torturas y donde Ledesma le habría confesado “Hermano, si zafo de ésta yo me quiero casar”.

Sarmiento dice haberse enterado de la desaparición de Ledesma por el comentario de un oficial -al que describe pero no recuerda su nombre- “que me dice que Ledesma ha sido puesto en liberad y aparentemente había sido secuestrado”.
Preguntado si pudo reconocer a sus torturadores, señaló claramente a Plá, a Becerra y a Velásquez “quien me pegaba con una perversidad especial” y a quien conocía por haber sido compañeros en la Escuela Normal.
También recordó como personal de la Policía a Orozco y a Natel, también conocidos por ser vecinos de sus padres.

Mencionó también su reiterada negativa a firmar el acta de libertad por temor a que le ocurriera lo mismo que a Ledesma, ya que había sido amenazado: “A vos te va a pasar lo que le pasó a Ledesma”. Describió someramente dicho documento que había visto sobre una mesa, y cotejado con el de Fiochetti, que la fiscal le exhibió, señaló que podía ser similar.
En total Sarmiento estuvo detenido “7 años, 8 meses y 10 días” en San Luis, La Plata y Rawson luego de que se le realizara un Consejo de Guerra que lo condenó a 25 años de prisión. Todavía padece secuelas de las torturas padecidas en aquel tiempo, "tengo un permanente zumbido en el oido derecho".

Ausencia de Becerra
La audiencia se realizó sin la presencia del imputado Carlos David Becerra, quien había sido internado en el Hospital provincial por la noche. "Cuarta vez en el proceso" señaló su abogado quien además solicitó la suspensión del debate fundando su pedido en el derecho de defensa de su cliente. El Dr. Rodríguez, presidente del Tribunal no sólo se desestimó la solicitud, ya que recordó que ese derecho lo estaba ejerciendo el letrado, sino que admitió el pedido de la Querella de convocar a peritos de parte y anunció que se le pediría un informe al director del Hospital para conocer la real situación de Becerra y así determinar fehacientemente la posibilidad de que comparezca en el juicio.

La sutileza del Dr. Esley
Mención aparte merece la espontánea y unánime reacción que el Dr. Esley arrancó al público, cuando al interrogar al testigo que acababa de relatar las torturas padecidas, lo increpó en tono amenazante: "Y piense bien lo que me va a contestar". Generó un automático y ruidoso rechazo de los presentes que están asistiendo al primer acto jurídico que dirá Nunca Más al avasallamiento del autoritarismo.

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